jueves, 16 de febrero de 2012

Falsa identidad

Tema: Que ocurrirría si los veganos consiguieran que se prohibiera el consumo de carne?
Autor: Gemma Albi



Agente número 7847/3. Hora: 9:45 P.m. Zona de vigilancia: 3-B. Segundo informe del día 5 de octubre del 2047. Tras las rondas especificadas, no se registra ninguna actividad inusual o sospechosa en la zona. Sigo adelante con infiltración. Los individuos bajo vigilancia no muestran todavía signos de pertenencia a ninguna red de tráfico cárnico. Es posible que todavía no me haya ganado suficiente su confianza. Aunque no podemos descartar su inocencia. Recomiendo seguir adelante con la investigación para obtener información más fiable.

Mi nombre no es relevante. Era uno entre tantos jóvenes deseosos de poder ayudar al desarrollo de nuestra sociedad. Durante cinco años, me formé en la academia de policía como muchos otros, y fui especialmente adiestrado para infiltrarme en bandas mafiosas, traficantes de carne, asesinos, lacra de nuestros días. Durante esos 5 años se me enseñó a ser paciente, a no esperar resultados inmediatos, a saber separar mi vida real de mi trabajo, a ocultar mis verdaderos pensamientos. Me forjaron una falsa identidad, una identidad bajo la que debería actuar en contra de mis propios principios, bajo la que me podía ver obligado a hacer cosas terribles, equiparándome a aquellos contra los que estábamos luchando. Me advirtieron que seria duro. Me daba igual. Estaba dispuesto a todo con tal de poder ser de utilidad

-Jack, ¿Todo bien?
Ni siquiera tenía que levantar la cabeza de su cuaderno de cuentas para adivinar que eran mis pasos los que resonaban en la sala.
-Todo bien, Jack. -respondí como habitualmente- ¿Y tu?
-No me puedo quejar, hoy estamos trabajando bastante.- Dijo con una sonrisa.
La pareja que se sentaba en la única mesa ocupada de toda la sala-comedor levantó la vista de su ensalada y sonrió, tomando el comentario de Jack como una ironía.
-¿Vas a subir a decir hola?
Me tomé un momento para responder. Iba a subir, iba a acabar subiendo.
-Si...creo que subiré. ¿Como están tu mujer, los niños?
-Ella remugando como siempre, ahora la verás arriba. Y los niños...los niños suben fuertes como toros.- Jack soltó una risotada. Nada parecía afectar nunca al dueño del establecimiento.
-Anda, ve, ve.
Me empujó hacia la pequeña escalera de servicio y volvió a meter la cabeza en su cuaderno de cuentas. 
Subí la escalera hasta arriba y crucé una puerta reservada al personal. Detrás de la misma se encontraba la cocina del local, donde, efectivamente, estaba la esposa de Jack.
-¡¡Jack!! ¡¡Que alegría volverte a ver por aquí!!
-Lo mismo digo, señora, lo mismo digo.
-Vienes en muy buen momento. Ven, siéntate.
Atravesando la cocina y un pasillo estrecho había otro comedor, más pequeño, pero bastante más lleno que el de la planta baja. La señora me hizo sentar en una de las pocas mesas que quedaban libres.
-Como te he dicho, no podías llegar en mejor momento. Nos acaba de llegar algo muy especial. Seguro que te hará ilusión.
-Sea lo que sea, seguro que estará riquísimo.
-¿Estás de broma, chico? ¡Es ternera, ni más ni menos! ¡Esto no se ve todos los días! Un conejo, un pollo, son presas más o menos fáciles de escamotear y esconder. Pero ¿una vaca? eso ya son palabras mayores.
Diciendo esto se dio la vuelta y desapareció por el pasillo. Poco después volvió con mi  ternera.
-Saboréalo bien chico, quién sabe cuando vamos a tener oportunidad de volverla a probar.
Me hizo un guiño y me dejó a solas ante mi plato de carne.

Corto, muerdo, mastico, trago. Y está bueno. Y me gusta. Llevo tres días pensando en esto, en este momento. Corto, muerdo, mastico  trago, regodeándome en ello, intentando alargar este placer. Corto, muerdo, mastico, trago. Y durante este instante, no puedo pensar en el robo, en la matanza, en la sangre inocente que mancha las manos de esta gente y las mías propias. No pienso en las consecuencias nocivas que puede tener esto para mi organismo, para mi carrera, para mi sociedad. Mientras corto, muerdo, mastico y trago no soy más que un animal saciando sus instintos más bajos.

Nunca pensé que seria así. Que seria uno de ésos que se dejan perder, que sucumben ante la primera adversidad. Corrupto. Ésa es la palabra que usa para los que son como yo. Pero no, no es ésa no es mi verdad. Yo no soy mala persona, no hago mal a nadie, no busco mi beneficio con todo esto. No soy un corrupto. ¿Que soy entonces? Soy el hombre que ellos engendraron. El carnicero, el carnívoro, la bestia al margen de toda moral que ellos querían que fuese. Soy víctima de una nueva identidad que poco a poco ha ido haciendo presa de mí. Cada vez que visito este local, cada vez que doy un bocado a  esta carne jugosa, siento que Jack es más mi verdadero yo, y el fantasma que se pasea por el cuartel mientras dicta sus informes adulterados, no es más que mi falsa identidad.

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