miércoles, 31 de agosto de 2011

Reflexiones

Tema: ¿Que ocurriría si un zombie mordiera a un vampiro?
Autor: Artur Martínez Majado

Las ocho de la noche.
Una vez más, la misma rutina de siempre. Salimos a la calle y deambulamos. Durante horas. Hasta que sale el sol. Cada día la misma ruta. Cada día de mi maldita vida es exactamente igual que el anterior, y que el siguiente. No se dan cuenta, estos zánganos descerebrados, que los humanos ya saben por que calles nos movemos, y a que hora pasamos por ellas? ¿Porque se conforman con esta vida monótona, y, a la larga, falta de sentido? Tal vez, cuando les prometieron la inmortalidad, no les advirtieron de que, con su alma, se llevaban también su conciencia.

No. Nadie les prometió nada. Simplemente, como yo, fueron sorprendidos por una horda de cadáveres, cadáveres con capacidad de movimiento.
Uh...esto es lo que más me reconcome el cerebro (si es que aun tengo de eso). ¿Que impulsa los movimientos de mis compañeros? No son movimientos impulsivos, sus sentimientos volaron con su alma. Tampoco piensan lo que hacen, su conciencia desapareció en el momento en el que el moho cubrió el córtex de su cerebro. Tampoco se mueven por el hambre. Los zombis no nos movemos por hambre. Es decir, somos inmortales, no moriremos de inanición. No hay ninguna razón para que hagan lo que hacen. Simplemente, lo hacen. Y yo también era así.
Lo era hasta el día que mordí a ese tipo era así. Bueno, eso lo supongo. No recuerdo nada de mi vida de zombi. Y no recuerdo mucho de mi vida antes de ser zombi. Solo tengo recuerdos inútiles, sobre la comida humana, y otras cosas intrascendentales. Mi primer recuerdo claro es la de ese hombre que, a causa de mi mordedura, sangraba por su brazo derecho, mientras con el izquierdo me apartaba la cara, justo antes de, entre varios reniegos contra mí, salir volando. Literalmente, ese tio voló. Una de las pocas cosas que recuerdo de mi vida humana es que no podía volar. Yo ni ningún otro humano. No, claramente,el no era humano. Era algo peor. Tampoco lo he visto por la muchedumbre de cuerpos inconscientes de la que formo parte, con lo que debo obviar que el virus (o lo que sea lo que se lleva la vida de una persona, una vez recibe nuestra mordedura, dejando solo una carcasa móvil) no le ha afectado.
Pero el a mi si que me ha afectado. Es como si mi cuerpo sacará de su sangre algo más que las proteínas de siempre. Algún elemento que se incorporara a mi sangre, que la hace circular más rápidamente, y o que es más importante: no solo he dejado de pudrirme, sino que la putrefacción esta retrocediendo, aunque lentamente. El rato en que no doy vueltas con mis compañeros, Lo he usado para aprender a leer y a escribir. Algún día, tal vez, mi piel recupere color, y pueda volver con los humanos, y así poder explicarles como evitar a este montón de carne putrefacta que, de momento, son mis camaradas. Acabo de recordar esta palabra. Camaradas. Cada vez que recuerdo una palabra me siento más y más contento. No sabéis la ilusión que da recuperar algo que sabías que estaba perdido. Pero, seguramente, mientras fui zombi mate a mucha gente, por lo que hay algo que no podré recuperar: mi humanidad.

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